Luis Caputo, consultor de un estudio sobre la juventud paraguaya, afirma que hay muchas confusiones y no hay pruebas rigurosas que demuestren la asociación entre juventud y delito. En Paraguay, la juventud es la que se lleva la peor parte de la violencia que circula en la sociedad. El crimen organizado se sirve de niños y jóvenes, esclaviza a las adolescentes para el tráfico y explotación sexual, los usa para robos de autos y narcotráfico, señala.
El diagnóstico Realidades y desafíos de la juventud paraguaya, un documento del Observatorio Nacional de Juventud, realizado con la asistencia técnica de la Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ), en el marco de la conmemoración del Bicentenario del Paraguay, revela la situación de la población joven del Paraguay con el objetivo de orientar políticas públicas.
Luis Caputo fue el consultor nacional de la OIJ para la elaboración del documento y afirma que hay muchas confusiones y no hay pruebas rigurosas que demuestren la relación entre juventud y delito. En Paraguay, la juventud es la que se lleva la peor parte de la violencia que circula en la sociedad, afirma.
-¿Es la población juvenil paraguaya más violenta?
-Hay diversos estudios que muestran una alta correlación entre aumento de la desocupación juvenil y la fragmentación social y el aumento de las tasas de delitos. Y al contrario, el aumento de las oportunidades educativas y laborales en la juventud, implican la reducción de la tasa de delitos. Pero abrumadoramente se suele presentar a los jóvenes con enorme simplificación ligados a la violencia, sobre la cual se construye un discurso autoritarismo-represivo y de desconfianza, sobre todo, hacia los jóvenes más excluidos, a quienes se los ve como amenazantes, portadores de violencia y peligrosidad.
Pero es una caracterización falsa. No hay pruebas fehacientes que demuestren la asociación entre juventud y delito.
-¿Qué se visualizó o qué revela el estudio?
-Por el contrario, las cifras estadísticas para Paraguay son impactantes, en todo caso la juventud es la que se lleva la peor parte de la violencia que circula en la sociedad. La información disponible a partir de las mediciones de la Red de Información y Tecnología Latinoamericana que usamos para el reciente documento del Viceministerio respalda todo lo contrario a la supuesta imagen de juventud violenta, y nos permite dimensionar los procesos que provocan que las mayores tasas de muerte por violencia la padezcan precisamente las personas jóvenes.
-Los jóvenes ¿son víctimas de la violencia?
-Paraguay se ubica entre los países que sufre con más intensidad la victimización juvenil. Es decir, Paraguay está en la región latinoamericana en los primeros lugares en cuanto a muertes por accidentes de tránsito, suicidios y homicidios.
-¿Cómo surge el estudio?
-Surge como una iniciativa del Viceministerio de la Juventud, que le da un enorme valor al conocimiento de la situación real de las juventudes con la mayor rigurosidad posible; pensado como insumo para la construcción de las políticas de juventud. A su vez, este impulso se enmarca en un programa específico de la OIJ en Paraguay en el marco del Plan Iberoamericano que va hasta el 2015, con énfasis en la integración de las juventudes más excluidas.
-¿Existe alguna diferencia entre los jóvenes de zonas urbanas y rurales?
-En un estudio reciente sobre juventudes sudamericanas, coordinado por Ibase Brasil, identificamos en Paraguay que a la juventud toda se le endilga problemas de inseguridad, se la acusa peyorativamente de holgazana, apareciendo como un chivo expiatorio de los dramas de la sociedad.
Al preguntárseles a dos mil encuestados, si por ejemplo la juventud es más o menos peligrosa que los adultos, las cifras relevadas son contundentes: el 55% consideró que la juventud es más peligrosa, el 62% considera también que la juventud es más violenta que la gente adulta y el 54% es menos adicta a trabajar que los mayores. Y el segmento más crítico hacia la juventud son las personas mayores de 30 años.
-¿Osea, no se conoce la realidad e igual acusan?
-No se conoce objetivamente la realidad. Lo que tendríamos que hacer es contraponerlas con otros indicadores, con los cientos de miles de jóvenes que hacen cosas: que estudian, que trabajan, que emprenden actividades positivas para la comunidad, y con las cifras de aquellos jóvenes que están inactivos, pero con expectativas de superación y altas intenciones para contribuir con el país.
Si no tenemos la fuerte convicción y convencimiento de hacer más justicia con el ser joven de hoy y en recuperar a la gente joven que está en situación social extrema y sus capacidades, el país no podrá viabilizar ningún proyecto democrático.
-Se exige una educación calificada…
-La educación está entre las principales metas iniciales de un joven, pero hay enormes problemas estructurales del sistema. Hay que democratizar el acceso.
A la juventud toda se le endilga problemas de inseguridad, se la acusa peyorativamente de holgazana, apareciendo como un chivo expiatorio de los dramas de la sociedad, critica.