Arrancó ayer, 31 de agosto, el Foro por la Soberanía Alimentaria en el local de Prodepa, con marcado protagonismo juvenil campesino e indígena. Resalta la participación de estudiantes de la carrera de Agroecología del Instituto Aegroecológico Latinoamericano (IALA Guaraní) y dirigentes de las distintas organizaciones impulsoras del evento.
Durante la primera hora, después de las inscripciones, se realizaron místicas con elementos característicos de la tierra, la naturaleza y distintivos de las organizaciones y sus luchas. Semillas, frutos, hortalizas, dibujos de animales del mundo rural y las banderas de Conamuri, OLT, MCP, MAP, ONAI y MCNOC coparon el aula principal donde se desarrolla el foro.
Seguidamente se dividieron en grupos para debatir acerca de los principales conceptos de ‘soberanía alimentaria’ a la luz de la rutina en las comunidades, y al empuje de las amenazas que vienen teniendo, especialmente el acaparamiento de las mejores tierras del país por parte del agronegocio y sus rubros estrella en Paraguay, la ganadería y la soja, sistema económico que pone en jaque al modelo agricultor solidario que coloca en primer lugar la alimentación de las personas.
A continuación la dirigente Magui Balbuena, el investigador Richard Doughman y el sociólogo Tomás Palau presentaron algunos aportes teóricos para seguir debatiendo los conceptos. Magui Balbuena trató de condensar una definición de ‘soberanía alimentaria’, en base a lo que fue trabajado por La Vïa Campesina y le sumó la realidad de Paraguay.
Defender la soberanía alimentaria es una cuestión política y también una cuestión patriótica, porque es defender nuestra identidad, nuestra cultura y nuestra dignidad, precisó la referente al dirigirse a la platea.
Richard Dougman hizo un repaso histórico de cómo las prácticas desleales del agronegocio se fueron consolidando y perfeccionando décadas atrás, en torno al proceso de industrialización de los alimentos, especialmente en EE..UU y Europa, con el contexto de las guerras mundiales. Apuntó que Latinoamérica fue blanco de distintas políticas de beneficiencia, como por ejemplo cuando EEUU vendió en nuestros países su trigo excedente, pero que al final perjudicó las producción de los diferentes países y generó dependencia económica y un clima de endeudamiento, que fue aprovechado por la potencia imperial.
Fue mostrando algunos índices de la situación y utilización de las tierras en Paraguay. El 7% del territorio nacional está cubierto de soja y el 40% de ganado, señaló. Por último fue mostrando cómo se fue construyendo el concepto de derecho a la alimentación, hasta llegar al actual, que contempla que las personas accedamos a alimentos nutritivos, suficientes, adecuados, permanentes y que por sobre todo, se promuevan políticas para la producción de esos alimentos.
Cerró la serie de exposiciones Tomás Palau, que fue colocando en el ambiente, pieza por pieza, el engranaje del agronegocio y cómo ejerce presión sobre las comunidades campesinas e indígenas. Desde los insumos y el paquete tecnólogico, la producción, el acopio, la industrialización y la exportación o la venta en las góndolas de los supermercados, hasta las especulaciones financieras acerca de precios y mercados.
Cerró con una frase del químico y analista brasileño Sebastián Pinheiro, quien señala el grado de dependencia que nos quiere imponer el agronegocio y la industria mercantil de los alimentos: Todo aquel que come sin pasar por la caja del supermercado, es un subversivo.
Foto: Mujeres y niños del asentamiento María La Esperanza, del distrito de Tava’i, departamento de Ca’azapá, almorzando so’o apu’a (Base IS)