Asunción, 13 de abril, 2021 (BASE-IS) En abril de 1996 durante la segunda Conferencia Internacional de La Vía Campesina, organizada en Tlaxcala (México), apareció por primera vez el término de Soberanía Alimentaria, y fue llevado al debate público en la Cumbre de Alimentación de la FAO el mismo año. Al cumplirse 25 años de aquel hito histórico la Vía Campesina explica que la Soberanía Alimentaria es “el derecho de los pueblos y las comunidades a definir sus propias políticas agrarias, pecuarias, laborales, de pesca y de la alimentación, que sean ecológica, social, laboral y culturalmente apropiadas”.
En un comunicado emitido ayer la Vía Campesina señala que esta propuesta fue una reacción a las políticas neoliberales que implican la pérdida de los derechos relacionados a la tierra y el territorio, los océanos y la producción a pequeña escala asociada a la alimentación. Siendo el detonante para la acción la firma de los gobiernos de América del Norte el tratado de libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá (NAFTA). Este acuerdo comercial dio un giro a la agricultura, colocándola en el centro de la discusión ya que rompía con la agricultura tradicional, y las trasnacionales se aprovecharon de producir y comercializar los alimentos.
Más que un concepto, la Soberanía Alimentaria es un modelo de vida y ha sido uno de los grandes aportes de la CLOC y La Vía Campesina, porque superó la concepción de la seguridad alimentaria, y se convirtió en el choque de dos modelos, el de la agricultura campesina versus el agronegocio. La Soberanía Alimentaria es una realidad que descansa sobre la tierra, agua, territorio, mercados campesinos y moviliza a los gobiernos a su aplicación a través de las políticas públicas y la garantía del buen vivir del campesinado; da prioridad a la producción y al consumo local de alimentos, incluyendo la lucha por la tierra y la reforma agraria genuina que asegura que los derechos de uso y gestión de nuestra tierra, territorio, agua, semilla, la biodiversidad estén en las manos de aquellos que producimos los alimentos y no del agronegocio.
En Paraguay la Soberanía Alimentaria se encuentra fuertemente amenazada por el avance del agronegocio, atendiendo que más de cinco millones de hectáreas de tierras cultivadas están destinadas a rubros del agronegocio y apenas un poco más a trescientas mil hectáreas ocupadas por rubros de la agricultura campesina. Respecto a esta situación, Perla Álvarez, dirigente campesina de la Organización de Mujeres Rurales (CONAMURI) señala, en el Con la Soja al Cuello 2020 que “se hace necesaria la organización, fortalecida tanto en el nivel comunitario como en el nivel nacional, para impulsar acciones que permitan conquistar el derecho a la Soberanía Alimentaria, como parte de los derechos campesinos, muy recientemente aprobado en la Asamblea de las Naciones Unidas, que nuestro país, el Paraguay, aun no ratificó”.
Álvarez señala también que “esta declaración se convierte en una herramienta de lucha para impulsar nuestro derecho a la Soberanía Alimentaria y nuestro derecho a la Alimentación, y la Soberanía Alimentaria nos permitirá alimentarnos según nuestras pautas alimentarias, recuperando los saberes y los sabores de nuestras abuelas. La lucha por la Soberanía Alimentaria es la lucha por la vida, la tierra, el territorio, por el medio ambiente y por nosotras, por nosotros”.
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