Amplio rechazo popular a dos años del gobierno de Mario Abdo

Asunción 15 de agosto 2020 (BASE-IS) Manifestaciones de diversos sectores sociales y duros cuestionamientos respecto a la gestión y a la política económica del gobierno marcan el segundo aniversario de la asunción al poder de Mario Abdo Benítez. Los anuncios de nuevas movilizaciones presagian una confrontación entre los sectores populares y un gobierno cada vez más debilitado, que se sostiene mediante un pacto entre cúpulas del Partido Colorado.

En los últimos días el microcentro de la ciudad de Asunción fue un termómetro de lo que acontece en el país; negocios cerrados y quebrados, otros resistiendo y aguardando el apoyo estatal que nunca llega; por el otro lado el polvorín, la mecha encendida de estudiantes, trabajadores de la salud, sectores sociales en general, que se manifiestan y exigen atención por parte del gobierno ante la mayor crisis económica y social de los últimos tiempos.

Tras un primer año marcado por sus desaciertos y por haber estado al borde de la destitución, a causa de un acuerdo lesivo para los intereses paraguayos en Itaipú, el gobierno de Abdo parecía estabilizarse. En marzo, cuando la pandemia y las medidas de aislamiento se instalaron en Paraguay, el gobierno contó con un periodo de gracia, el cual dilapidó rápidamente, no sin antes aprovechar para endeudar más al país, descartar cualquier posibilidad de reformar la matriz impositiva para lograr una carga menos regresiva y diseñar un plan de emergencia económica que buscaría suplantar la histórica falta de protección social en el país. Con el paso de los meses, la gestión deficiente en lo que respecta a la asistencia social y los casos de corrupción en prácticamente todos los ámbitos del Poder Ejecutivo, volcaron el ánimo de la sociedad marcadamente contra el Presidente Abdo Benítez.

La aguda crisis causada por la pandemia, se sumaba así a crisis estructurales, problemas crónicos como una matriz productiva agroexportadora, que no genera empleo y margina a miles de personas; inexistencia de sistemas de protección social y severas deficiencias en los servicios de salud y educación. Ante el calamitoso cuadro de situación fueron los sectores sociales organizados quienes primero reaccionaron, para paliar el hambre mediante ollas populares, o para exigir derechos como los estudiantes y trabajadores de la salud.

El investigador y trabajador social, Abel Irala, destaca que las movilizaciones permanentes de diferentes sectores se debe a que “el gobierno no tuvo en sus dos años capacidad de diálogo real con las organizaciones, sólo inventó algunos espacios de diálogo que terminaron siendo improductivos y quedaron en la nada, lo que aumenta el malestar social”. Irala agrega que en la crisis desatada por la pandemia ha profundizado los reclamos pre-existentes en la sociedad y los movimientos sociales, “en el libro Canalización de demandas de los Movimientos Sociales al Estado paraguayo se destaca justamente que los principales reclamos de las organizaciones sociales en los últimos años se enfocan en la conquista de un gobierno no corrupto, con capacidad de gestión, y en la aplicación de políticas sociales que beneficien a la población, es nuevamente eso lo que se le reclama hoy al gobierno y que no lo está haciendo”.

“También debemos agregar que los movimientos sociales han dejado en claro la necesidad del cambio de la matriz productiva y la realización de una reforma agraria integral como condición para mejorar la calidad de vida de la población, eso obviamente no se hizo y hoy el modelo productivo está en crisis” señala Abel Irala.

La crisis ha acelerado también el direccionamiento unitario de las organizaciones sociales, el sector campesino logró articular a dos de sus principales fuerzas para anunciar una acción que se prevé masiva para el mes de setiembre en Asunción, así también los movimientos urbanos como sindicatos, organizaciones barriales, movimientos de mujeres y estudiantiles realizan acciones conjuntas y apuntan a la construcción de herramientas unitarias. Al respecto Irala señala que “la gran mayoría de las organizaciones reconocen la necesidad de la unidad para llevar adelante grandes luchas” ante la incapacidad de dialogo del gobierno.

Hasta el momento el acuerdo de las principales cúpulas de los movimientos internos del Partido Colorado – Honor Colorado y Colorado Añetete- sostienen al gobierno de Mario Abdo Benítez ante la estrepitosa caída de su popularidad. Mientras, el descontento social y las movilizaciones de las organizaciones crecen y ponen en jaque a un gobierno que aún no llega a la mitad de su mandato y ya parece no tener resto para alcanzar el final.

 

foto: Santiago Ros

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