Ante el irremediable destino de los seres finitos, solo encaja la resignación. Pero Tomás era un hombre infinito en sus aprecios, en su entusiasmo y su dedicación al trabajo, al que se encomendó hasta su última hora posible. Solo nos queda manifestar, en nombre de la gran familia de Conamuri, con respeto y cariño, el agradecimiento eterno a su persona, pues siempre mostró excelente predisposición para cooperar con las causas populares y se puso al lado del pueblo para marchar por la justicia social, motivo por el que estamos hoy muy tristes por la novedad de su partida.
Tomás no vino a este mundo para decirnos adiós, sino para dejar un legado que perpetúe su memoria hasta el punto en que la palabra adiós quede disuelta. Hoy su cuerpo se ha dormido para siempre, pero su mente tan lúcida, tan prodigiosa y humana seguirá entre nosotros y nosotras, porque fue un maestro de la crítica social y un compañero de camino invaluable.
El patrimonio intelectual que acumuló nuestro pueblo en movimiento, gracias a su perspicacia y paciencia, es valiosísimo. Y ha dejado disperso en todo el país a un enjambre de discípulos y discípulas, jóvenes en su gran mayoría, personas de generaciones anteriores que también se han formado bajo sus serenas palabras, su parsimonioso moverse en el escenario y esa su voz tan llena de esperanza por alcanzar la realidad de justicia que nos merecemos.
Le debemos tanto al querido Tomás, que sentimos su pérdida como algo irremplazable. No obstante, seguiremos viendo su luz en la brillante bibliografía acumulada por sus manos, en el testimonio que dejó para nuestros jóvenes, mujeres y varones, de una vida aferrada a la ética y al amor hacia la patria y la clase trabajadora, porque nunca se doblegó ante los poderosos; al contrario: era el primero en denunciar, con asidero científico, los crímenes cometidos contra nuestros humildes, y nos consta que actuó siempre desde el corazón y sin sombra alguna de intereses particulares.
Fue más que un intelectual orgánico, fue nuestro compañero, nuestro ejemplo de cómo ser un hombre comprometido con las causas sociales.
Querido Tomás: tus obras y tus huellas triunfarán sobre la muerte, y tu espíritu siempre acompañará nuestro sendero ¡porque la lucha continúa!
Asunción, 7 de marzo de 2012