Asunción 29 de octubre 2020 (BASE-IS) El debate sobre la situación de la tierra en Paraguay está nuevamente en auge, la concentración acelerada de la tierra en pocas manos y el despojo de miles de familias campesinas que son expulsadas del campo configuran una crisis crónica del modelo económico paraguayo que se torna social y ambientalmente insostenible. A continuación invitamos a un rápido y breve repaso por la historia de la tierra en Paraguay, rescatando datos y materiales que aportan a la comprensión de esta realidad:
Paraguay antes de la Guerra Guasú
En su primer apartado el Atlas del Agronegocio en Paraguay hace una revisión histórica sobre el surgimiento del agronegocio en nuestro país; allí señala que «en su primer periodo de país independiente (1811 -1870) Paraguay, caracterizado por medidas de resguardo del territorio tomadas en primera instancia por el Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia y luego por los López, era un país rural que centralizaba la tierra en el estado, en primer momento recuperando tierras que pertenecían a herederos de la colonia y más tarde las tierras que usufructuaba la iglesia católica. El Estado paraguayo, según estimaciones de la época llego a contar con el 98% del territorio en forma de tierras fiscales (Rojas, 2016 p.52), quizás la época de mayor bonanza económica de la historia de Paraguay.»
La post guerra
El mismo material recoge la situación de la tierra tras el mayor conflicto bélico de la historia regional, según se señala la imposición del nuevo régimen en Paraguay se constituyó en el origen histórico de la dependencia económica «Este proceso transformó el régimen de propiedad de la tierra, a través de la venta masiva de tierras públicas, a partir de la alianza del capital internacional con la expresión política de la clase económicamente dominante, constituida por oligarquía terrateniente , de forma subordinada a los intereses del capital extranjero. Inició con la promulgación de la “ley de tierras”, en octubre de 1883, que permitía al Poder Ejecutivo vender las tierras públicas por un valor de 150.000 pesos, dando inicio al proceso de venta de los bienes públicos, de manera a cumplir con las compensaciones y deudas con bancos londinenses, asumidas como consecuencia de la Guerra. Para 1884 el 85,1% del área total de bosques y praderas había sido vendido por el Estado a capitales extranjeros, vendiendo así el 81% del territorio nacional a la clase alta dirigente y a empresas foráneas. Ocho consorcios extranjeros quedaron con catorce millones de hectáreas, de las treinta y un millones con las que contaba el territorio nacional. Es decir, el 45% del territorio pasó a manos de la empresa.
La dictadura
El Informe «Las tierras malhabidas siguen intactas» recoge información de la Comisión de Verdad y Justicia cuyo trabajo investigativo señala que las tierras concedidas de forma irregular por la dictadura «constituyen 64,1% del total de tierras adjudicadas». «Del total de las adjudicaciones ilegales, 3.054 lotes, que suman 1.507.535 hectáreas, corresponden a la región Oriental, y 1.178 lotes, que suman 6.298.834 hectáreas, corresponden a la región Occidental. La diferencia existente entre cantidad de lotes y cantidad de adjudicatarios obedece a que en varios casos un mismo adjudicatario se ha beneficiado con más de un lote» continúa señalando la CVJ. Esta repartición continuó incluso después de la caída del régimen, pues entre 1989 y 2003 se adjudicaron irregularmente casi un millón de hectáreas más, totalizando aproximadamente 8 millones de hectáreas, esto representa casi la mitad de la superficie que tiene toda la región oriental del país, y el 36% del total de superficie agrícola del país, que según FAO eran casi 22 millones de hectáreas.
Colonias campesinas en extinción
Otro elemento que muestra el despojo que sufre nuestro país en materia de tierras guarda relación con la desaparición paulatina y progresiva de las colonias campesinas. Según el libro Las Colonias Campesinas en el Paraguay más de mil colonias campesinas, también llamadas asentamientos, han sido reconocidas por el INDERT, ocupando más de tres millones de hectáreas en la Región Oriental. Sin embargo los datos indican que, al menos, un millón de hectáreas de estas colonias han pasado a ser propiedad irregular de personas que no son sujetas de la reforma Agraria, muchas de ellas extranjeras y grandes productores de cultivos transgénicos.
En la actualidad Paraguay tiene uno de los indices de mayor concentración de la tierra en pocas manos, el informe Yvy Jara señala que «el 90% de la tierra está en manos de 12.000 grandes propietarios, mientras que el restante 10% se reparte entre 280.000 pequeños y medianos productores». La concentración va acompañada de una fuerte extranjerización del territorio que según datos publicados en Con la Soja al Cuello 2018 alcanza alrededor de 35% de las tierras agrícolas del país.
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