Con el proceso de apertura política iniciado en 1989 grandes expectativas de mejor vivir fueron sentidas por la sociedad paraguaya. Sin embargo, transcurridos más de veinte años desde aquel hecho resulta evidente que dichas esperanzas de una mayor calidad de vida, con bienestar material y recuperación cultural, con participación e inclusión, han sido defraudadas
respecto de millones de compatriotas que fueron sumidos en una mayor pobreza económica, y afectados por diversas formas de explotación laboral, falta de oportunidades de estudio y empleo digno, emigración forzada.
En este tiempo, tampoco se avanzó en garantizar a toda la población la posibilidad de ejercicio de sus libertades fundamentales, como son la libertad de expresión y el derecho a la información, ya que como en otras áreas claves para el desarrollo de nuestro país, lo que se ha seguido fortaleciendo es el proceso de concentración de bienes y medios en cada vez
menos manos. El Paraguay es uno de los países más desiguales del mundo. Asimismo, es uno de los países con mayor concentración mediática en la región, ya que sólo el 2% del espectro corresponde a medios comunitarios y la presencia de medios públicos es ínfima.
Hay una frase que dice que la libertad de expresión es directamente proporcional a los medios que se tengan para expresarse. En este sentido, quienes han intentado ir abriendo canales para la libre expresión de nuestro pueblo han sido las comunidades y sus radios. Las genuinas radios comunitarias, en vez de recibir todo el apoyo estatal para su fortalecimiento, han sido al igual que las organizaciones populares combatidas y criminalizadas. Incluso hay intentos de modificar la Ley 642/95
de Telecomunicaciones, pero no para superar su enfoque de Estado Mínimo, de promoción exclusiva de la competencia comercial, tratando a la información y a la comunicación como mercancías; sino para volverla aún peor y terminar de asfixiar y destruir a los pequeños y escasos medios de comunicación comunitarios. Los promotores de estas iniciativas representan a quienes se han enriquecido a través del robo de bienes públicos y de la complicidad con todo tipo de mafias que han reinado en el país, sectores corruptos y autoritarios que comprenden hoy que lo único que podrá garantizar que continúen con tanta impunidad es la desinformación y la manipulación de las grandes mayorías sociales.
Así, a dos décadas de febrero del 89 y a poco de cumplirse el bicentenario de nuestra primera independencia como nación, el momento presente nos encuentra a las paraguayas y paraguayos frente a la disputa entre dos proyectos de país muy distintos: el Paraguay de la corrupción, la impunidad, las mafias y los privilegios ilimitados, que se empeñan en perpetuar estos pocos grupos de gran poder económico, político y mediático; y el Paraguay democrático, donde todas y todos tengamos cabida y podamos ejercer nuestros derechos y expresar nuestra propia voz. Esta es la patria que construyen cotidianamente miles de personas y organizaciones en todos los rincones del país, organizaciones sociales, comunitarias, de sectores campesinos,
indígenas, estudiantiles, cooperativos, culturales, de trabajadoras y trabajadores de todas las áreas, especialidades y oficios.
Es tiempo de que el Estado cumpla su función de garante del bien común y deje atrás su penosa complicidad con los monopolios y oligopolios de todo tipo que impiden a la ciudadanía el ejercicio pleno de los derechos que le corresponden. Es hora de que el Estado cumpla lo que ordenan la Constitución Nacional y los tratados internacionales que ha ratificado, garantizando que todas las personas y grupos sociales puedan ejercer de modo equitativo y efectivo su derecho a expresar ideas y demandas en la esfera pública; esto es, igualdad de condiciones de acceso y pluralismo en las comunicaciones. Es
momento de iniciar un amplio e incluyente debate social sobre una nueva Ley de Comunicaciones en el Paraguay.
Por todo ello, organizaciones que trabajamos diversas formas de comunicación e información alternativas hemos decidido articularnos en un Colectivo que nos permita sumar esfuerzos, energías, ideas y acciones en pos de un mismo objetivo: la implementación de políticas públicas que garanticen la democratización de las comunicaciones.
Las principales consignas que nos unen son:
POR UNA LEY DE COMUNICACIÓN PARA TODAS Y TODOS QUE GARANTICE EL 33% DEL ESPECTRO PARA MEDIOS COMUNITARIOS, PÚBLICOS, Y COMERCIALES.
POR UN REGLAMENTO DE CONATEL QUE GARANTICE EL DERECHO A LA EXPRESIÓN DE TODAS LAS PERSONAS Y GRUPOS SOCIALES.
El Colectivo por la Democratización de las Comunicaciones en Paraguay es un espacio abierto a todas las personas y grupos que apuestan al fortalecimiento de un Paraguay soberano, libre, justo y democrático donde todas las voces puedan ser escuchadas.
COMUNICA (Red de Radios Comunitarias)
SPP (Sindicato de Periodistas del Paraguay)
SOGP (Sindicato de Obreros Gráficos del Paraguay)
CLIP (Colectivo por la Liberación de la Información y la Producción)
PERIÓDICO E`A (Periódico de análisis político y cultural de Paraguay)
ÁPE PARAGUAY (Agencia de Periodistas Paraguayos en el Exterior Red de comunicación
entre comunidades migrantes)
CARRERA DE PERIODISMO, FACULTAD DE FILOSOFÍA UNA
AMARC-PY (Asociación Mundial de Radios Comunitarias Paraguay)
CEPATE (Centro Paraguayo de Teatro)