Foto:CODEHUPY
Asunción 15 de junio 2022 (BASE-IS) Se cumplen diez años de la que se conoce como Masacre de Marina Kue, el hecho más luctuoso en el marco de la lucha por la tierra en Paraguay, durante la mañana del 15 de junio de 2012, once campesinos y seis policías morían en el marco de un desalojo ejecutado de manera irregular contra unos cincuenta campesinos que ocupaban y reclamaban la recuperación de 2.000 hectáreas de tierras entregadas irregularmente por la dictadura a la familia Riquelme.
La fecha es conmemorada también como el Día Nacional de Lucha por la Tierra; el caso de la Masacre de Marina Kue, es representativo de las luchas del campesinado ya que en el se reflejan todas las formas de violencia que sufren quienes buscan un pedazo de tierra donde producir y resistir. El enorme avance del agroneogocio que ha acaparado más del 96% de las tierras productivas desplazando al campesinado, la complicidad estatal que mantiene impune la entrega ilegal de tierras a personas no sujetas de la reforma agraria, la violencia de las fuerzas represivas del Estado y de civiles armados contra quienes luchan por la tierra, la criminalización y la judicialización de los luchadores, se conjugaron en el “Caso Curuguaty” y continúan hasta el día de hoy afectando al campesinado.
“El Estado no puede seguir clausurando los canales institucionales y los espacios de diálogo en los que el campesinado puede expresar y hacer valer sus derechos como colectividad. Persistir en estrategias represivas que niegan las necesidades y demandas del sector, nos llevaría a cometer los mismos errores que derivaron en la masacre de Marina kue” señala parte del Informe Marina kue, diez años después, presentado recientemente por la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay. El material recuerda que Paraguay ha suscrito la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Campesinos, donde se reconoce el derecho a acceder a los recursos naturales presentes en su comunidad que sean necesarios para gozar de condiciones de vida adecuadas y a utilizarlos de manera sostenible.
Sin embargo, en la actualidad según señala el informe, la tendencia general es a la profundización de los aspectos negativos de la estructura agraria latifundista y, en consecuencia, a la continuidad de la sistemática y secular negación de los derechos de la población campesina. De hecho, en los últimos años la problemática de los desalojos forzosos y la criminalización contra quienes luchan por la tierra ha recrudecido; sólo en 2021 aproximadamente cinco mil personas (indígenas, campesinos y sin techos) fueron víctimas de desalojos forzosos, mientras que en setiembre del mismo año se aprobó la llamada Ley de Criminalización, que aumenta las penas a quienes luchan por la tierra.
A pesar de la represión y el abandono estatal los Asentamientos Campesinos, como Marina Kue, siguen siendo espacios de resistencia al avance del agronegocio, sus monocultivos transgénicos y venenos; en esos territorios campesinos y campesinas, con apenas el 6% de las tierras cultivadas producen el 15% de los alimentos que se consumen en las ciudades y el 48% de lo que consume la población rural.
Diez años después, la lucha de Marina Kue y del campesinado en general sigue siendo por justicia, tierra y libertad.
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