El campesinado retoma su histórica consigna: Reforma Agraria.

Cinco organizaciones campesinas presentaron a la sociedad su propuesta de política agraria

 

En un periodo de avance del modelo de agronegocios y de resistencia campesina en lo poco que les queda de territorio, las organizaciones paraguayas integrantes de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) – Vía Campesina vuelven a colocar sobre el tapete el histórico reclamo campesino.

 

Desde su Plan de Gobierno hasta el término de su mandato, Horacio Cartes no ha hablado respecto a la Reforma Agraria, la consigna que levantan las organizaciones campesinas fue omitida del discurso oficial durante cinco años; en su reemplazo el gobierno cartista prefirió hablar de “desarrollo agrario” es decir, ocultó de la agenda pública la enorme necesidad de realizar profundos cambios en el campo paraguayo.

 

En medio de esta situación y con el agronegocio avanzando aceleradamente sobre el territorio indígena y campesino, la Organización de Mujeres Rurales e Indígenas, la Federación Nacional Campesina, la Organización de Lucha por la Tierra, Cultiva Paraguay y la organización Campesina del Norte vieron la necesidad de levantar nuevamente la principal bandera de lucha del campesinado, la exigencia de la Reforma Agraria Integral.

 

Nunca las organizaciones hemos presentado un plan desarrollado de nuestra propuesta de Reforma Agraria” dice Alicia Amarilla, una de las voceras de la Vía Campesina Paraguay, y relata con satisfacción que el trabajo de elaboración de la propuesta llevó más de un año y medio de debates y encuentros entre las cinco organizaciones que construyeron esta propuesta.

 

La propuesta de las organizaciones será puesta en discusión con diversos sectores de la sociedad “esto no solo es de interés del campesinado, la reforma agraria va a beneficiar a amplios sectores de la población” señala Sixto Portillo, dirigente de base de la FNC, quien agrega que la propuesta de reforma agraria que plantean se vincula también con la solución de diversos problemas sociales como la falta de empleo, la necesidad de alimentos saludables a costos accesibles para la población, la atención a la educación y la salud, atacando así las causas del aumento de la pobreza y la violencia en el país. “La tierra debe cumplir una función social y debe producirse apuntando a las necesidades de nuestro pueblo, generando alimentos y materias primas para la industria, como una forma de garantizar el arraigo campesino por un lado y el empleo por el otro” agrega Portillo, oriundo del Departamento de San Pedro, una de las regiones más empobrecidas del país, donde los campesinos resisten al avance de la sojización y la ganadería intensiva.

 

La democratización de la tenencia de la tierra ocupa un eje central en la propuesta de reforma agraria presentada por las organizaciones del campesinas. El latifundio es la base de los problemas del campo señalan los dirigentes y agregan que aparejado al latifundio se desarrolla y avanza el agronegocio “que beneficia solo a un pequeño grupo de gente y a las transnacionales atrasando el desarrollo y la economía del país” agrega Portillo, y los indicadores sociales confirman esta afirmación; cerca de trescientos mil campesinos sin tierras para producir y alrededor del 30% de la población viviendo en la pobreza muestran el rostro más excluyente de un modelo de reparto de las riquezas que concentra en manos del 2% de los propietarios el 85% de las tierras y cerca de un cuarto del Producto Interno Bruto del país.

 

El acceso de los campesinos y campesinas a la tierra es fundamental para la concreción de una reforma agraria que apunte a atender las necesidades sociales, económicas y ambientales del país y su población. El campesinado produce alimentos en apenas el 6% de las tierras cultivables del país, defender esos territorios y ampliarlos será fundamental. Pero según señalan los propios referentes lasola distribución de tierras no es suficiente, además debe promoverse una nueva forma de producir: la “agroecología”, esa la propuesta tomada por las organizaciones que plantean que produciendo de manera armónica con la naturaleza, dejando de lado el uso intensivo de agrotóxicos y las semillas trangénicas es posible alimentar saludablemente a la población y ayudar a mitigar los efectos del cambio climático enfriando la tierra.

 

La propuesta de reforma agraria consensuada por varias de las principales organizaciones campesinas será entregada al gobierno y socializada en diversos asentamientos campesinos, allí los pequeños agricultores irán llevando adelante acciones y luchas para que el Estado adopte las medidas que plantean. “Ocupar, resistir, producir” como indica la histórica consigna de la Vía Campesina a nivel global, será una vez más la tarea y la acción del movimiento campesino parala conquistar la reforma agraria integral por la que luchan hace muchos años y que ahora se convierte en una propuesta concreta de políticas públicas que deben ser adoptadas para transformar la realidad de exclusión que vive el campesinado y gran parte de la población paraguaya.

 

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