La llegada de Fernando Lugo a la presidencia del Paraguay no es circunstancial o meramente coyuntural, responde a una notable mutación en la base de las identidades políticas de la ciudadanía, mutación que va de aquella identidad constituida por 61 años de una institucionalidad tradicional impuesta por el Partido Colorado, -incluidos los 35 años de la dictadura ejercida por el General Stroessner (1954-1989), más los cinco gobiernos colorados que se sucedieron en el poder en los últimos 19 años de liberalización política-, a la emergencia de otras identidades con creciente autonomía ciudadana. Es difícil calibrar el alcance y la significación del fenómeno Lugo en términos de las transformaciones que se vienen produciendo en la vida política, dado el enorme debilitamiento de las instituciones del Estado y partidos políticos. Ahora bien, para saber cómo puede evolucionar el escenario del nuevo Paraguay y cómo serán las políticas hacia la ciudadanía en general y la gente joven en particular, se puede hacer un breve repaso del presente contexto sociopolítico.
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