Asunción 4 de abril 2022 (BASE-IS) Según señalan diversos analistas se encuentra en ciernes una nueva crisis alimentaria a nivel global, se apunta al actual conflicto bélico entre Rusia y Ucrania como principal motivo, sin embargo, hay causas incluso más profundas. El “sistema agroalimentario” a nivel global es la verdadera causa tras la crisis de alimentos y la suba de precios, a nivel local actores del agronegocio advierten que la recuperación de sus cultivos tras la sequía se encuentra en la incertidumbre, sin cuestionar la dependencia que genera el modelo.
“Los precios de los alimentos van en rápido aumento, aparentemente como consecuencia de la guerra de Rusia y Ucrania. Grave impacto para muchas poblaciones, que expone la vulnerabilidad global en que nos coloca el sistema agroalimentario industrial dominado por corporaciones trasnacionales” señala la investigadora del Grupo ETC, Silvia Ribeiro, en su último artículo donde explica que la Guerra no es la causa más profunda de la crisis en ciernes. Ribeiro añade que las empresas aprovechan la coyuntura para subir precios arbitrariamente y avanzar con medidas que agregan impactos negativos como abrir más tierras a grandes extensiones de cultivos industriales, en desmedro de ecosistemas naturales y zonas de cultivo campesino.
“Las trasnacionales de agronegocios alegan que se deben usar cultivos transgénicos y con alto uso de insumos agrotóxicos y ante la eventual falta de fertilizantes sintéticos, avizoran uso de microbios modificados genéticamente. Todas las medidas que propone la industria y consideran EU y Europa implican una grave vuelta atrás en los límites de uso de plaguicidas en cultivos y de residuos de agrotóxicos y transgénicos en alimentos” menciona la investigadora.
A nivel local
Resulta que Rusia es una de las principales productoras y exportadoras de fertilizantes agrícolas a nivel global, particularmente en el caso de Paraguay, Rusia representa casi el 20% de la importación de fertilizantes altamente utilizados por los productores sojeros. La guerra podría generar una importante escasez de este insumo, y según analistas cercanos a los gremios del agronegocio “si es que no se soluciona el conflicto, el año que viene Paraguay tendrá un problema tremendo”.
Al respecto vale mencionar lo que indica el libro Radiografía del Agronegocio Sojero que señala “La rentabilidad productiva es cada vez más dependiente de la fertilización de las parcelas y el uso de dosis mayores (y en algunos casos combinadas) de agrotóxicos, debido a la degradación de los suelos frente a las décadas de cultivos intensivos, y a la adquisición de resistencia de insectos, malezas, hongos y demás microorganismos patógenos frente a los pesticidas utilizados en la producción transgénica. Por lo tanto, los costos de la producción de soja son cada vez más altos, año tras año. Con ello se reproduce la concentración de la producción en manos de latifundistas con capital suficiente para la compra de los insumos que forman parte del paquete tecnológico del agronegocio (semillas transgénicas, fertilizantes, pesticidas, maquinarias pesadas), la tenencia (propia o compartida) de silos y centros de acopio, y condiciones para contar con servicios de logística de calidad”.
El modelo de agroneogcios, basado principalmente en la producción de soja, representa una alta dependencia de empresas transnacionales en todas las fases de la producción y comercialización, por lo que cualquier cambio en el escenario global impacta negativamente en el mismo. Además, al marginar la producción campesina aumenta la dependencia a la importación de alimentos donde las reglas tampoco favorecen a los consumidores, exponiendo a cifras cada vez más altas de compatriotas a la inseguridad alimentaria.
Paraguay destina cerca del 94% de sus tierras agrícolas a cultivos del agronegocio, dejando apenas el 6% de las mismas para la producción campesina de alimentos, aún así son los pequeños productores campesinos quienes proveen entre el 15 y 48% de los alimentos que consumen las familias paraguayas del área urbana y rural respectivamente según el informe ¿De dónde proviene lo que comemos?.
“No es la guerra en Ucrania –terrible en sí misma por las muertes y devastación que conlleva– la principal causa de la crisis alimentaria global en ciernes, sino su convergencia con el sistema alimentario agroindustrial y los intereses de las trasnacionales que lo controlan. Existen alternativas que requieren urgente apoyo y más ahora, basadas en la agroecología campesina para la soberanía alimentaria” concluye Silvia Ribeiro, aportando a un horizonte que supere la crisis actual.
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