La experta mexicana que analiza el vínculo entre el modelo extractivista, territorio y militarización, Ana Esther Ceceña, estuvo por Paraguay y conversó con el investigador local Abel Irala.
Asunción, 21 de agosto de 2017 (BASE-IS) En julio pasado Ana Esther vino al país para dar la conferencia “Estado, geopolítica y procesos sociales en América”, que formó parte del Primer Congreso Paraguayo de Ciencias Sociales.
Coordinadora del Observatorio Latinoamericano de Geopolítica, la analista se caracteriza por su visión aguda de las nuevas formas de hegemonía mundial, donde la militarización de territorios tiene un gran protagonismo.
“La guerra se está dando no tanto como guerra declarada, que era un poco la que estaba vinculada a estas bases (militares) fijas y grandes y bien establecidas u ocupación declarada, sino como una guerra difusa, porque me parece que tiene ese carácter, que es una guerra como reptante, que se va deslizando por la superficie y por ahí va corroyendo todo. Y desde el momento que emerge a la superficie, pues es guerra que tiene todas las condiciones para hacer. Es decir, ya destruyó aquello que podía permitir que las poblaciones resistieran”, dijo.
Esa fue la reflexión que profundizó con Irala, durante una caminata por el centro asunceno, en la zona de la Plaza Uruguaya. Especialmente hablaron sobre la hegemonía estadounidense en América Latina y el rol de Paraguay en eso.
“No solamente Paraguay es importante en sí mismo por lo que tiene y por lo que es, sino por las posibilidades que da de impacto e irradiación hacia el resto del Cono Sur”, reflexionó.
Aquí la charla completa:
Abel Irala:Pareciera que hay una re-edición de la formas de dominación a lo largo del continente. Y en esa forma de dominación en Paraguay también van surgiendo elementos nuevos. Tradicionalmente hablábamos de las bases militares con presencia física, con gran despliegue de infraestructura, soldados, aparataje y la presencia estadounidense como muy visible. Posterior a eso estamos observando algunos fenómenos que parecieran nuevos y que pasan desapercibidos. La presencia del Comando Sur mucho tiene que ver con asesorar operativos de asistencia social y médica y humanitaria.
Se han realizado los Comando de Operaciones de Emergencia (COE), que se instalaron en 2014 en el departamento de San Pedro. La participación activa de un grupo de élite de las Fuerzas Armadas paraguayas en todas estas olimpiadas de los comandos, tutoreados por el Comando Sur, parecen decir que este es un año especial en que Paraguay recibe a todas las fuerzas de la región y del continente. Y otro fenómeno nuevo es que en el 2015 y 2017 el Senado paraguayo aprobó el ingreso de tropas estadounidenses para realizar los operativos combinados o JETS, donde los marines estadounidenses ingresan al país y se quedan por un periodo de tiempos a desarrollar entrenamiento para la lucha anti-terrotista en Paraguay. Y son informaciones que pasan desapercibidas en los medios de comunicación. Como hay tan poca información también el debate es mínimo. ¿Qué significa esta presencia en Paraguay, un país tan pequeño, aparentemente insignificante en cuanto a población, territorio…con una clase política manejada y dependiente de los poderes externos…y pareciera que estas son actividades sueltas en la vida política del país y al hacer de los movimientos sociales, básicamente en relación a la tierra y la defensa de comunidades?
Ana Esther Ceceña: Por un lado es que efectivamente el estilo de hacer la guerra o de tener presencia de control en los territorios, pues ha ido variando. Una de las cosas importantes es que le hacía falta al Pentágono reducir sus costos fijos. Entonces el tipo de bases militares que ahora está usando podríamos decir que son mucho más ligeras, más flexibles, más adaptables a contingencias ocasionales.
Ellos no están pensando ahora -excepto en algunos territorios en particular- en colocar tropa fija en los lugares, sino tener las condiciones infraestructurales como para que en cualquier momento que haga falta se puedan mover los efectivos militares, tengan ahí todas las condiciones logísticas para operar y esto lo puedan hacer en un tiempo muy corto.
Uno de los elementos importantes es la capacidad de respuesta rápida. Entonces lo que están pensando y están haciendo es tener basecitas pequeñas que cuando son de operación directa son bases más de tipo logístico.
Por ejemplo, la que van a colocar ahora en la triple frontera entre Brasil, Perú y Colombia es una que le llaman base logística. De manera que ahí no se van a quedar soldados, sino ahí lo que se va a quedar es suficiente combustible, municiones, cargamento, para que cuando haga falta utilizarla… pues simplemente llegan los hombres sin necesidad de venir cargando su equipo y ahí lo tienen disponible.
Este tipo de bases más flexibles tiene muchas virtudes, una es que la sociedad estadounidense no protesta tanto porque le mandan a sus hijos a una base de guerra en otra parte del mundo por mucho tiempo, otra es que en términos de costo son mucho mas fáciles de cubrir y la otra es que también involucran a muchas de las fuerzas armadas de las regiones.
Por ejemplo, esta base que van a dejar ahí se supone que va a estar a cargo de los brasileños, pero en realidad va a ser una base que van a estar usando todos, pero por supuesto bajo la directiva un poco del Pentágono.
Entonces cambia el carácter, pero también cambia el tipo de guerra. Por ejemplo esta base -la menciono tanto porque es como la de vanguardia ahora, la última que están instalando incluso después de los COE- es una base de contingencia humanitaria.
Hoy las guerras en realidad son guerras que se provocan a través de la ruptura del tejido social, de la creación de condiciones de desestabilización, decadencia, digamos de precarización de las poblaciones y entonces por eso adquieren este carácter que se supone de humanitario. Entonces hay que dar respuesta a la hambruna que hay en tal lugar…y claro, no se pone uno a hacer el seguimiento de que la hambruna fue provocada para después poder darle solución, para poder intervenir solucionándola. Ese es el esquema, más o menos, que están siguiendo, y entonces la guerra se está trabajando no tanto como guerra declarada, que era un poco la que estaba vinculada a estas bases fijas y grandes y bien establecidas u ocupación declarada, sino como una guerra…yo lo llamo guerra difusa, porque me parece que tiene ese carácter, que es una guerra como reptante, que se va deslizando por la superficie y por ahí va corroyendo todo. Y desde el momento que emerge desde la superficie, pues es guerra que tiene todas las condiciones para hacer. Es decir, ya destruyó aquello que podía permitir que las poblaciones resistieran.
Un ejemplo, no es propiamente lo que se llama la guerra: Estas entradas masivas de capital al campo, por ejemplo. Que…uno diría “bueno, esos son negocios, eso no es la guerra sin la fuerza bélica”.
¿Pero qué es lo ocurre cuando entran capitales, entran grandes finqueros…con el tipo de tecnología Monsanto?
Y en todo ese esquema lo que hacen es que por un lado al campesino le quitan la tierra, y si no le quitan la tierra le arruinan su capacidad de reproducción de la tierra, porque le meten semillas terminator, por ejemplo, o semillas que están ligadas al uso de agrotóxicos, que tienen que comprar, y entonces solo lo lleva a endeudamientos muy complicados que luego, por supuesto, no puede cubrir…porque esto es un esquema que va así como en un ascenso en forma de espiral y que lleva a un callejón sin salida. Entonces a partir de ahí el campesino o el poblador ya no puede reproducir sus condiciones de auto-sustentabilidad, queda siempre dependiente de obtener algo fuera de sus propias condiciones y su economía campesina o la manera en que acostumbraba reproducirse.
Eso es una manera de fragilizar a las poblaciones.
Yo digo…no es la guerra tal y como la acostumbramos a percibirla, pero a mí me parece que lo que nos está faltando darnos cuenta es que hoy el capitalismo es un capitalismo de guerra y hace la guerra en todos los terrenos: hay guerras financieras, hay guerras económicas, hay guerras territoriales, hay guerras virtuales, mediáticas…todas las dimensiones de la organización de la vida están siendo tocadas por un estilo de entender la relación como amigo-enemigo.
Es como entender la competencia llevada a lo concreto en casa caso. El capitalismo, para competir tiene que destruir al que tiene en frente, que es el otro que produce manzanas. Si él quiere tener más libertad en los mercados, si quiere fijar precios…tiene que destruir al otro productor de manzanas o bien secarle sus árboles o bien directamente eliminarlo. Cualquier cosa puede entrar en este esquema. Y eso hace al ganador más competitivo, le da mejores condiciones en el mercado, lo hace más próspero, es como el portador de esa imagen de la prosperidad capitalista.
Eso que ocurre así en ese nivel tan burdamente dicho está ocurriendo en todos los niveles. Entonces nosotros vemos hoy que en muchas poblaciones para, por ejemplo, tener el control de los recursos petroleros de la región, no necesariamente se entra por los recursos petroleros, primero se desestabiliza la región, se rompen las fronteras, se crean condiciones de fragilidad de la población, se exacerban las contradicciones que de por sí hay en todos lados, se auspician levantamientos contra los gobiernos, se intenta fragilizar a los Estados. Eso es algo importante, diríamos…a los mismos Estados más débiles, por ejemplo, se les mete en todos estos circuitos financieros o bien atacándolos a través de la moneda, de los tipos de cambio, o bien atacándolos a través de los precios de intercambio de los productos o por créditos impagables o de muchas maneras.
Y entonces esto lleva a que en el momento en que ya se entra al recurso petrolero pues ya se entra en condiciones donde ya es más fácil ganar la posición. Yo no digo ganar la guerra; ganar la posición. Porque otra de las cosas que es muy significativa en las guerras de hoy en día es que son guerras que no tienen final, de repente ni principios tampoco. Porque van empezando con operativos de desestabilización en los barrios, con vendedores de drogas al menudeo, que van entrando en las comunidades, que van imponiendo reglas, violencia, ciertas condiciones de impunidad en niveles muy locales, pero que van sembrando miedo y van rompiendo vínculos comunitarios.
Entonces es otro tipo de estilo de hacer la guerra. Porque ¿las guerras para qué se hacen?
Las guerras se hacen para controlar, o bien riquezas o bien mercados, rutas de paso de mercancías importantes, oleoductos, ahí donde conecta, canales o bien para controlar a la población, que la población esté en condiciones de servir a los intereses capitalistas ¿y entonces qué es lo que la pone en esas condiciones?, y bueno…disciplina, de repente llevarle hasta niveles extremos de desposesión para que acepte cualquier tipo de trabajo. Pasa un poco con los migrantes indocumentados, esa perversión de no permitirles tener documento tiene como su propósito, es rentable también en el terreno económico, porque evidentemente son más baratos y no se pueden sindicalizar, no tienen condiciones de pelea en sus relaciones laborales.
Entonces es un engranaje muy complicado que yo creo que afortunadamente hemos ido aprendiendo que es un proceso con mucha complejidad y muchas vertientes entrelazadas, con muchas -incluso también- rutas de salida y que no nos ayuda mucho esto de parcelizarlo en la dimensión militar, la económica, la política, porque dejamos de entender lo que está pasando. Yo no entiendo guerras como la de Medio Oriente si no fuera porque allí hay petróleo y hay empresas muy poderosas que quieren ese petróleo y que entonces presionan para que el Pentágono meta tropas y haga la guerra ahí y ellos pueden llegar a los yacimientos. No podemos entender una cosa sin la otra, no se hace la guerra por el gusto de hacer la guerra; se hace porque hay una necesidad de control, ya sea de objetos, de territorios o de población, de vida.
Pensando en Paraguay…a mí Paraguay me llama mucho la atención, porque es un lugar del mundo así un poco…ayer decía un joven con el cual tuvimos un encuentro que Paraguay es como un lugar como escondido y que permite que ahí se resguarde cualquier cosa.
Y efectivamente…es un lugarcito casi secreto, como un jardín secreto en el corazón del cono Sur, justo encima del Acuífero Guaraní, justo en esa frontera interesante entre las dos economías más desarrolladas de la región, donde hay recursos de todo tipo, hay biodiversidad, hay gas, hay petróleo en los alrededores… además están las ciudades más importantes de la región, pero además es cercano a la Antártida, donde están los principales yacimientos de agua dulce.
Entonces…tiene como muchas características muy interesantes y además es un país que ha mantenido hasta cierto punto como esa flexibilidad de fronteras porosas, estas fronteras que siempre fueron interesantes para el contrabando, para cualquier tipo de paso no regulado, pero que también es muy interesante porque tiene frontera con varios países importantes del Cono Sur, y siendo las fronteras porosas, permite ser como una base de operaciones desde el punto de vista militar.
No solamente Paraguay es importante en sí mismo por lo que tiene y por lo que es, sino por las posibilidades que da de impacto e irradiación hacia el resto del Cono Sur.
Acá durante mucho tiempo hubo esa presencia militar americana como explícita, masiva, intimidatoria, abierta, evidente, no solamente frente a la población y los movimientos de adentro, también con los países de frontera, era una manera de mantenerlos ahí un poco intimidados. Hoy yo no veo eso, no sé si me equivoco. Ha habido un corrimiento, por ejemplo, que a lo mejor ustedes pueden explicar mejor las razones, pero ha habido un corrimiento militar hasta lo policial en la organización de estos circuitos hemisféricos de control bélico, militarizado. Ahí se introdujo esta figura de “no son bases militares, sino son bases policiales de capacitación”. Y eso cambia un poco la imagen que se da sobre lo que se está haciendo ahí.
Una de las cosas que ha preocupado mucho a las fuerzas armadas de Estados Unidos es no ser directamente los ejecutores de sus políticas. Entonces ¿cómo pueden hacer sin ellos que se haga lo que ellos quieren? Entonces están presentes, pero bajo otras figuras, que son la de asesor, ingeniero que recorre, que hace reconocimiento, que hace diagnóstico, que capacita a las fuerzas locales.
Han incrementado la cantidad y el tipo, la variedad, de ejercicios militares que hacen en el continente. En los años 2006 por ahí, en los primeros años de la década del 2000, nosotros identificábamos cuatro tipos distintos de ejercicios muy bien delimitados; hoy tenemos como 20 tipos de ejercicios y siguen multiplicándose, porque entonces ahora, como están incorporando policías, militarizando a la policía, entonces hay unos que se hacen para capacitar a policía-militar, otros que se hacen directamente con militares, con la armada, con la fuerza aérea…hay una variedad grande.
Si nosotros los observamos todos juntos están presentes todo el año, en todos los lugares, están circundando el continente completo a lo largo de todo el año. A veces están en una costa, a veces en otra, a veces son ribereños…últimamente han sido más costeros, porque lo que han hecho en tierra es instalar estos centros de operación de emergencia.
Están presentes todo el tiempo ahí, están trabajando con las fuerzas militares regionales y dándoles capacitación de todo tipo. Te doy un ejemplo: México, que era un país que no participaba, porque siempre se dijo que México…el principio de no intervención era importante como política externa…pero ahora eso cambió, estamos incorporados al Comando Norte, pero incorporadísimos. Y casi todos los días tenemos noticias de un ejercicio más, de un entrenamiento más, de una reunión más.
Abel Irala:Que te es difícil seguirlo, incluso…
Sí, claro, porque parte de estas guerras difusas es jugar con la confusión, con la distracción, combinan dos cosas que son interesantes: una, el avasallamiento, es decir, soltar la fuerza durísimo contra la población, contra quien esté en cuestión en ese momento, como para que parezca que no hay manera de hacer nada para resistirla. Y al mismo tiempo usar mecanismos diversos, pero simultáneos. Entonces, en un caso es un golpe de Estado; en otro, es una intervención, en otro caso es una base militar; en otra es desestabilización financiera. Y todo eso se va combinando y entonces todo el mundo está respondiendo a su propio problema y está dejando de ver la vinculación que tiene este problema con todos los otros que están ocurriendo ahí.
Y claro, el problema hoy en Venezuela es el des-abasto, por ejemplo, pero el de Paraguay es el acoso a la región campesina. ¿Son dos cosas distintas? No. Yo creo que son parte de la misma política, aplicadas de forma distinta. Y yo digo una política, pero es una política que tiene dos cabezas. Por un lado, una que explícitamente es generadora de políticas, la del Estado, la del Pentágono, estas instituciones públicas, vinculadas las del continente además. Y por el otro lado, directamente la cabeza del protagonista final de todos estos procesos, que es la gran transnacional. Entonces, la gran transnacional entra por su lado, y el otro entra de otra manera. Tu tienes, por ejemplo, la frontera sojera en el caso de Paraguay, acosando a los campesinos, tirando agrotóxicos, monocultivo, etc. todo lo que se hace por ahí…y al mismo tiempo, un operativo que justifica la presencia militar y policial en la misma zona, y que parecen desvinculadas. Y no son desvinculadas. Porque una no puede ocurrir sin la otra.
Abel Irala:Cuando decías eso me venían varias cosas en la cabeza. Recuerdo que en el departamento de San Pedro se están haciendo exploraciones de petróleo, donde se instaló este Comando de Operaciones de Emergencia. Y al revisar quién tiene la patente, es una empresa que también está presente en Colombia. ¿Qué pasa en San Pedro? Rápidamente fue uno de los departamentos, así como Concepción, que se empezó a militarizar. Y cuando decías lo vulnerables que están las comunidades…recuerdo un caso que cuando se iba a llevar el operativo médico (Ñepohano), donde el Comando Sur organiza y tutorea, una comunidad no aceptó. Entonces la información fue “Cuidado, esa comunidad no aceptó”.
Ana Esther Ceceña: Ahí está el EPP.
Abel Irala: Entonces, como decía, la vulnerabilidad…y que te dejan en contra de la espada y la pared. Si no aceptás, entonces te estás exponiendo a ser estigmatizada de que hay ideologización en esa comunidad, como si fuera que los operativos no son impulsores de una ideología determinada…
Y algo nuevo que me llamó la atención en los últimos días es que se incorporó como parte de los nuevos entrenamientos a los militares, para Paraguay es nuevo, algo así como la lucha contra la sublevaciones urbanas.
Ana Esther Ceceña: Oooh..qué interesante.
Abel Irala: Para Paraguay es nuevo, porque tenemos al movimiento campesino fuerte, teníamos una población netamente rural, hoy proporcionalmente somos más urbanos y hay un problema grande de urbanización en torno a la pobreza extrema y a la situación de vulnerabilidad que vive la gente, la informalidad en el trabajo, etc. todo lo que significa un crecimiento urbano sin fuentes de trabajo, sin infraestructura…
Ana Esther Ceceña: Es gente que se quedó sin tierra…y que no tiene acomodo.
Abel Irala: Y me llama la atención que incluyan esto de lo urbano.
Ana Esther Ceceña: ¿Tú te acuerdas cuando hubo la revuelta de los pingüinos en Chile…de los chicos de secundaria…? Fue el momento en que instalaron ahí el COE para trabajar en situaciones de sublevación urbana. Entonces, justo estaban en pleno los pingüinos, y ellos instalaron ese COE. Eso está cada vez más incorporado. O sea, cada vez más la lucha es más urbana. Lo que tuvimos a lo mejor en los años 60, 70 por ahí, con los grupos guerrilleros del continente, era una lucha más en el terreno rural. Hoy las luchas son urbanas. Allí es donde están estallando los conflictos, y aunque sean conflictos que tienen que ver con territorio y territorialidad, en realidad se expresan en el ámbito urbano.
FOTO: Universidad Javeriana
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