Se debe suplantar el agronegocio por la agroecología, sostiene.La secretaria general de la Organización de Lucha por la Tierra (OLT), Esther Leiva, dijo que el modelo del agronegocio está conduciendo al hambre a las familias paraguayas y está vulnerando su soberanía alimentaria. Ante esto, la respuesta del campesinado es reimpulsar el milenario modo de alimentación campesina e indígena, que asegura ante todo, alimento a las familias.
La dirigente reconoce que recuperar y reinstalar este modelo alimentario va a ser un proceso largo, que tiene que comenzar con la concientización del pueblo paraguayo y el derrocamiento del modelo del agronegocio. Después de esto, analiza, se lo debe suplantar por el modelo que garantice la soberanía alimentaria de las familias primero, y una red de comercialización después, para que el agricultor y la agricultora tengan ingresos.
Por eso decimos que la soberanía alimentaria como modo de vida es una alternativa al agronegocio, porque si no se la recupera, va a seguir habiendo hambre y vamos a perder nuestra alimentación, nuestra soberanía. Tenemos que instalar eso para poder comer, alimentarnos, pero sanamente, orgánicamente. Se garantiza primero la alimentación de las comunidades, y ver la posibilidad de que lo que sobra, se busquen mercados para vender, para que haya ingresos para comprar ropas, útiles, etcétera, precisó la referente.
Dijo que al campesinado le toca la revalorización de sus alimentos y semillas, que es el primer paso para producir con una mentalidad diferente, acorde al momento histórico. Es una responsabilidad no solo de las organizaciones campesinas, sino también del gobierno, para fortalecer juntos esto. El Estado debe fomentar la agroecología de manera material, con asistencia técnica y créditos adecuados, precisó la dirigente.
Según el ETC Group, un grupo multidisciplinario de investigadores de distintos países, los campesinos y campesinas alimentan al 80% de todo el Planeta Tierra, de acuerdo a un estudio realizado en el año 2008. Es decir, el modelo agroecológico perfeccionado durante centurias por técnicas campesinas e indígenas, además de convivir armónicamente con la naturaleza, es el que sostiene la alimentación del mundo.
Foto: Feria campesina del Comité Yvyraroty en la plaza Ybaroty de Villarrica.