Luis Caputo, politólogo: A pesar de la penetración desigual de las nuevas tecnologías de la comunicación e información, estructuralmente las personas jóvenes en el Paraguay continúan siendo víctimas, resalta Luis Caputo. También habló de las luchas simbólicas, del modelo de desarrollo con reducida participación laboral y de un Estado que sigue respondiendo a intereses oligárquicos.
Luis Caputo, politólogo, integrante de BASE IS, resalta en el informe de la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy) 2009 que hay un esfuerzo importante por parte del Viceministerio de la Juventud en tratar que la sociedad comprenda y trate a las personas jóvenes como sujetos de derecho y promotores del cambio.
En el informe destaca que las ofertas de políticas públicas de juventud todavía están lejos de todo el caudal de demandas postergadas de las juventudes del país. El padecimiento de la inseguridad, la falta de acceso a la cultura, al esparcimiento y a la diversión, que son condiciones básicas para una vida democrática, todavía están pendientes de solucionarse con políticas integrales de juventud, dice.
Una política educacional paupérrima y poco acceso
Caputo señala que desde hace varias décadas la educación pública experimenta en casi toda América Latina un retroceso, sobre todo en términos de calidad: continuidad educativa, acceso a estudios universitarios y técnico-profesional, disponibilidad de centros formativos y de desarrollo sociojuvenil, acceso a la tecnología y conocimiento científico, programas de estudios actualizados y compatibles las especificidades locales y demandas ciudadanas, capacitación docente, inversión educativa constante y respeto a la condición de joven.
Vale considerar que la educación como derecho constitucional y los derechos específicos como el derecho a la identidad, a la vivienda, a espacios de reunión, a la movilidad, son de vital importancia, señala.
Destaca que algunas agencias de cooperación, pedagogos, la sociedad civil, las mismas organizaciones juveniles y puntualmente algunos legisladores y funcionarios vienen proponiendo incluir la educación sexual integral dentro de la formación general desde el mismo nivel inicial, pasando por la educación básica y la educación media.
Las percepciones erradas de un segmento de padres hacia todo lo que implica la sexualidad hace que los docentes y directivos no incluyan esta verdadera demanda en los tiempos que corren, con un país con una iniciación sexual sin orientación cada vez más precoz, altos índices de embarazos adolescentes, ascenso a VIH/sida en la franja joven.
Las soluciones en materia de política educativa no deben ser genéricas, las estrategias que se emprendan deben ser altamente participativas, sobre todo considerando al estudiante, sus expectativas, trayectorias, demandas, indicó.
También hay que generar conciencia y compromiso, dice Caputo, con la juventud migrante desempleada, que está en plena edad activa y con altas expectativas de romper con el empobrecimiento familiar, que podría ser un gran potencial para el país.