Guillermo Achucarro, miembro del equipo de BASE-IS y experto en cambio climático, analiza los resultados de las últimas Cumbres Climáticas
El 2018, como la gran mayoría de los últimos años, trajo consigo varias catástrofes naturales, y niveles de emisión de CO2 que aún siguen en aumento. Más de 7500 incendios y 6749 km2 de áreas arrasadas en California (USA), más de 2 millones de personas obligadas a abandonar sus hogares a consecuencias de las inundaciones en Japón durante el mes de Julio, Paraguay con los índices de deforestación más altos de la región (sólo en el Chaco Paraguayo, se han perdido entre 200.000 y 280.000 hectáreas de bosque por año durante los últimos años1 (2008-2011)). Sin embargo, los líderes mundiales siguen en proceso de procastinación.
El reloj sigue avanzando, y cada cumbre con los mismos discursos de siempre. Es innegable el aspecto histórico del “Acuerdo de París” y todo lo que conlleva un establecer pactos a nivel mundial, no obstante, de manera a poner en práctica semejante tratado se necesitan nuevas prácticas a nivel político, diplomático y jurídico.
Para la COP2 24 en Katowice “Polonia” en el 2018 se generaron grandes expectativas, pero pocos logros en términos estructurales. Se establecieron ciertos avances en lo que respecta al “Libro de Reglas del Acuerdo de París”, pero sin un abordaje real en lo referente al aumento de las contribuciones nacionales, la exigencia y el cumplimiento de los derechos humanos, y los mecanismos de apoyo a los países en desarrollo. En cada cumbre climática se siente el mismo aire, “en la próxima cumbre si ya se tomarán acciones y decisiones vinculantes”. La COP 24 en Polonia no fue la excepción.
Si nos ponemos a analizar de manera más detenida el contexto en el que las cumbres mundiales por el medio ambiente fueron forjando sus tratados en los inicios, nos daremos cuenta de que al mismo tiempo se estaba orquestando un nuevo sistema comercial internacional. El “Tratado de Libre Comercio de América del Norte” TLCAN, se firmó solo un año después de que los gobiernos (incluido el de los Estados Unidos de América) firmaran la convención en el marco de las Naciones Unidas en la Cumbre de Río 1992. Lo cual contribuyó claramente a la baja en cuanto al nivel de exigencias tanto a nivel laboral como medioambiental. De una manera u otra, se saboteó el frágil consenso global sobre el cambio climático.
Esta flagrante contradicción nos da la pauta del tenor con que se gestaron las demás cumbres climáticas, posterior a Río 1992. A mi entender es bastante simple; los diplomáticos y representantes de los países en estos espacios tienen como objetivo claro establecer un acto de postergación diplomática, una táctica dilatoria
1 Datos de Guyra Paraguay
2 La COP es la La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático
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