Alejandra Bazán de Agüero dijo que otra vez queda sola y pobre en su casa, con el nuevo escenario jurídico-político que se abrió con el fallo de la Cámara de Apelaciones, que vuelve a sentar a su esposo e hija, junto con los otros 12 campesinos, en el banquillo de los acusados, al anular el fallo del juez Gustavo Bonzi.
Tanto su marido Sindulfo Agüero, como su hija Estela Agüero, están acusados de supuestamente haber colaborado con el grupo armado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) durante el secuestro del ganadero Luis Lindstron. Sin embargo, la Fiscalía no pudo demostrar la implicancia de ninguno de los acusados durante la audiencia preliminar, por lo cual el juez Bonzi los liberó el pasado 28 de junio.
Alejandra aseguró que ahora, nuevamente, está a la de Dios que es grande. Sólo a los pobres se les juzga, nosotros somos inocentes, no hay en nuestro país justicia para los pobres. Para los ricos sí, los narcos, por ejemplo, siempre se les libera pronto, afirmó. El gobierno no quiere saber nada de los pobres, no hay justicia para los pobres. Le juegan a los pobres, juegan con nosotros, aseguró.
Ahora los acusados deberán someterse de vuelta a una nueva audiencia preliminar, pero con un nuevo juez/a. Tampoco se descarta que algunos/as de ellos/as pudieran pedir refugio en países vecinos, ante la falta de garantías judiciales y la injerencia política en el proceso judicial.