Uno de los Objetivos del Milenio (ODM) era reducir el hambre y la malnutrición en por lo menos el 50% para el año 2015. Actualmente, según datos oficiales la proporción de personas desnutridas en el país es el 14%, lo cual equivale a 840.000 habitantes. Si para el año 2015 se pretende reducir esta cifra a la mitad es necesario que 30.000 personas salgan de esta situación cada año. No obstante, los ODM plantean objetivos bastante limitados, ya que dadas las condiciones actuales de vida se debería poder combatir la desnutrición de todos los seres humanos y no sólo la de la mitad, nuestro país no ha adoptado ninguna medida que tienda a acercarse al ODM en cuanto a la alimentación. Por el contrario, los planes para el combate a la desnutrición han estado minados de corrupción (considérese que actualmente se trae leche de Chile para distribuirla en el marco del PROAN, ¡¡en un país productor de leche!!) Además, las políticas de ajuste neoliberal, entre las cuales la reforma tributaria que pretende reducir las recaudaciones de la renta a las empresas y aumentar las del IVA, la expansión promovida por el gobierno de un modelo productivo agroexportador basado en monocultivos y ganadería de gran escala, el exorbitante y ridículo aumento del presupuesto para las FFAA (del 36%!!!) que se propone para 2007, el irrisorio aumento para la salud (considerando los déficit del sistema) que no alcanza el 0,6%, han tendido a empeorar las condiciones de vida de personas ya afectadas por la pobreza.
Combatir la desnutrición no pasa por repartir leche, ni mucho menos la mal llamada leche (en realidad es jugo) de soja transgénica como sucede en muchos lugares del país, o quien sabe qué otro tipo de alimento por más calorías, proteínas y micronutrientes que pueda contener. Si no se atiende las necesidades básicas de educación y salud de los ciudadanos y no se implementan políticas que tiendan a constituir a los mismos en sujetos del propio desarrollo personal y comunitario, y si no se interviene directamente en el control de todos los eslabones de la cadena alimentaria, atendiendo las necesidades primarias de los actores menos privilegiados, los programas, planes y proyectos de lucha contra la desnutrición deberán seguir eternamente sin que exista la posibilidad que un día todos podamos gozar plenamente el derecho a una alimentación adecuada Quizás eso pretenden los empresaurios y políticos de nuestro país ya que esta situación les asegura una posición dominante no por cien sino por mil años más.