El año que se está terminando es uno más que se pierde desde el punto de vista económico y social. Los cambios estructurales que son necesarios así como las reformas mínimas que se deberían implementar para redireccionar la economía hacia mejores resultados no han sido implementados, por varias razones, principalmente porque afectarían los intereses económicos de los grupos más ricos del país. El PIB, que en el año 2010 creció al nivel inédito del 15%, crecerá este 2011 cerca del 5%, según las estimaciones, lo cual, para la gente común, no significará ningún cambio en sus vidas.
El modelo económico que se ha implantado en el país se sigue profundizando y fortaleciendo. La agroexportación sigue siendo la principal actividad en cuanto a producción y exportación, pero no lo es en generación de empleos, donde su capacidad es muy restringida. La dependencia de todo tipo de productos industriales extranjeros sigue en aumento, dado el pobre crecimiento del sector industrial en el país. El resultado es, a partir de la relación entre la enorme cantidad de productos importados y la exportación de commodities de escaso valor agregado, el crónico déficit comercial que tenemos como país año tras año, pues las exportaciones del país tan solo alcanzan a un 50% de las importaciones. Esta relación comercial negativa del Paraguay con el exterior es una garantía de continuidad para el subdesarrollo y la dependencia externa de nuestro país.
Los problemas de fondo del país, de la gente, los más dramáticos, siguen en la misma situación. Las últimas estadísticas publicadas son frías demostraciones de que el modelo económico paraguayo es excluyente y no sirve a una enorme cantidad de compatriotas para satisfacer sus necesidades básicas. A pesar del alto crecimiento económico, festejado en demasía por los empresarios y el Gobierno, la extrema pobreza en el último año subió del 18 al 19%, y la desigualdad económica aumentó: mientras el 10% de la población más rica recibe el 41% de los ingresos, el 10% más pobre percibe solo el 1%. Vista la desigualdad de otra manera, podemos decir que el 10%, los ricos, tienen más ingresos que el 70% de la población de menores ingresos, dado que estos últimos en conjunto reciben solo el 32%.
Riqueza y pobreza en Paraguay, ambas extremas. A las dos podemos verlas en las calles y, a veces, en los diarios: el 8 de noviembre ABC Color publicaba que los Turistas paraguayos, los más gastadores en Uruguay1, donde relataba que los turistas procedentes de nuestro pobre país son los que más dinero gastan en sus vacaciones en Punta del Este y otros balnearios uruguayos. En el 2009 fueron 36.672 turistas paraguayos quienes gastaron en su viaje, en promedio, 6 millones de guaraníes cada uno, lo que da un gasto total aproximado de US$ 48.000.000. A modo comparativo, el Impuesto a la Renta Agropecuaria (Imagro), en el mismo año, teniendo 64.000 contribuyentes inscriptos, principalmente ganaderos y sojeros, solo recaudó el equivalente a US$ 4.000.000. Como remate a todos estos datos y situaciones, el PNUD acaba de publicar su Índice de Desarrollo Humano (IDH), en el cual muestra el pobre desempeño del Paraguay en mejorar las condiciones de vida de la gente, expresado en el retroceso en la posición del país, que pasó este año del lugar 96 al 107 según el nivel de desarrollo humano.
Las asimetrías que genera el sector privado en Paraguay no pueden ser compensadas o disminuidas por el Estado a través de políticas públicas por varios motivos, entre ellos uno principal: el sistema impositivo no sirve para eso, pues no pagan más impuestos los que ganan más, pues el IVA, que grava a los consumidores, sigue siendo de lejos la principal fuente de ingresos de Hacienda. Nuevamente este año el Impuesto a la Renta Personal (IRP) no entró en vigencia, a pesar de que el Ejecutivo lo ha mutilado en varios aspectos para que pase el filtro del Parlamento, pero ni así. Tampoco se aprobó el necesario impuesto a las exportaciones de soja y carne, y mucho menos se discutió la posibilidad de modificar el Impuesto Inmobiliario actual, gran estímulo a la concentración y especulación de la tierra en el país. De esta manera, la función redistributiva del Estado no está siendo cumplida.
En este difícil contexto, hubo dos hechos positivos a destacar: en primer lugar, la aprobación por parte del Brasil del aumento de la compensación al Paraguay por la cesión de energía en Itaipú, lo que representa más de US$ 200 millones para el Estado paraguayo, que pueden representar recursos muy importantes para el desarrollo y la inclusión, dependiendo del modo en que se los utilice. Hasta el momento de escribir el presente artículo, el destino de esos fondos estaba en manos del Congreso Nacional. En segundo término, la decisión del Ejecutivo, a través del Indert y otras instituciones, de iniciar un proceso de saneamiento de las tierras irregulares o malhabidas, que representan una porción importante en el país y constituyen uno de los principales obstáculos para la realización de la reforma agraria, la inclusión del campesinado y los indígenas al sistema productivo. No se ha podido aún avanzar mucho en esta tarea, por la intransigente resistencia de los gremios de la producción, pero en contrapartida las organizaciones campesinas conjuntamente con otras de la sociedad civil han conformado una Coordinadora por la recuperación de las tierras malhabidas, que puede jugar un papel importante para avanzar con este proceso tan postergado y tan necesario.
Esta mirada macro a nivel nacional tiene diferentes expresiones a nivel local, en las diferentes regiones del país. Para enriquecer el análisis de la situación económica, a continuación se describen algunos aspectos de la economía en la región de Concepción, de Alto Paraná y de Ñeembucú.
Situación en el Norte
Hugo Pereira, desde Concepción
En menos de 2 décadas, período transcurrido desde la realización del penúltimo al último censo agropecuario de Paraguay (1991 y 2008), el espacio de labranza de las familias campesinas del departamento de Concepción, localizado en el norte de la Región Oriental, se reduce en un 16%. Mientras, las producciones a gran escala han ganado terreno de manera acelerada. A principios de la década de los años 90 existían menos de 200 hectáreas del rubro principal del modelo agroexportador del país, la soja, producto que de manera silenciosa llegó a crecer más de 160 veces al llegar el 2010.
El gran dinamismo de la actividad pecuaria expandió el territorio ganadero del departamento de Concepción. En el año 1991 el sector ocupaba el 66% del total de las tierras agropecuarias del segundo departamento más extenso de la Región Oriental del Paraguay, en el año 2008 se extendió al 75,3 % del total de la superficie del campo.
El Frigorífico Concepción, de capital brasileño, es el motor de la ganadería concepcionera. En el 2008, cuando durante algunos días ya se faenaban más de 1.000 cabezas de ganado, fueron sacrificados entre 15 mil y 16 mil animales mensualmente, menos de la mitad de las cifras actuales. El frigorífico invertía cada mes alrededor de 40 mil millones de guaraníes en la compra de su materia prima, aproximadamente unos 10 millones de dólares estadounidenses según la cotización del momento de la moneda norteamericana, suma que, a juzgar por el movimiento diario de la planta en el 2011, fácilmente se ha duplicado.
Mientras tanto, la población campesina y la agricultura tradicional son desplazadas por un sistema productivo excluyente. El 16.5% del total del territorio departamental es actualmente propiedad de grandes terratenientes extranjeros, principalmente brasileños, quienes a pesar de ser hoy menos en comparación al año 1991, controlan un territorio 15 veces más extenso.
La brasilerización del territorio del departamento de Concepción, más que la inmigración de ciudadanos del Brasil, es el traslado al norte paraguayo desde el país vecino de un sistema productivo que ha tomado el timón de la economía de la zona e impuesto sus reglas.
Situación en el Este
Andrea Natalia Ríos, desde Alto Paraná
Sabido es que sobre todo Ciudad del Este y las ciudades circunvecinas como Pdte. Franco, Hernandarias y Minga Guazú, circunscriben sus actividades económicas en función al negocio de la triangulación, que es el que ocupa la mayor cantidad de mano de obra, en condiciones informales, con altos niveles de precarización laboral.
En el presente año estas actividades tuvieron una merma importante debido a los megaoperativos de control emprendidos por las autoridades del Brasil para combatir frontalmente el contrabando en escala y el contrabando hormiga. Las consecuencias de estos controles ya se están notando sobre todo en el negocio del cigarrillo, con sus consecuencias en el desempleo masivo de la gente vinculada directa e indirectamente a las empresas tabacaleras. El turismo fronterizo también se está viendo seriamente afectado, y se teme que en estos dos últimos meses del año las ventas de fin de año, que siempre constituyeron un plus importante para la ciudadanía esteña, disminuyan sustancialmente.
La otra actividad extendida, que es la vinculada a la agroexportación, está fortalecida con el cultivo masivo de la soja. El Alto Paraná es el mayor productor de soja, cultivo por excelencia en el departamento. Hoy sin embargo existen negros nubarrones entre los productores en su mayoría brasiguayos, por la intervención del Indert en la normalización de los títulos de propiedad de las fincas. Por otro lado el Poder Ejecutivo ha emitido un decreto reglamentando la Ley 2.532/05 que prohíbe a los extranjeros oriundos de cualquiera de los países limítrofes de la República ser propietarios, condóminos o usufructuarios de inmuebles rurales en la zona fronteriza.
Con estas realidades, las perspectivas económicas del Alto Paraná son inciertas para el 2012, pero, debido a su gran riqueza natural, tierra fértil, agua, energía hidroeléctrica, se presume que podrá calafatear este momento de turbulencia, para proyectarse hacia mejores horizontes.
Situación en el Sur
Adilio Lezcano, desde Ñeembucú
El Ñeembucú es un departamento fronterizo con una superficie de 12.147 km2 y una densidad poblacional de 6,3 hab/km2 (Censo 2002). La actividad ocupacional de los habitantes de este departamento se distribuye en la función pública, en la agricultura familiar, cuyo apoyo real es exiguo; en la apicultura, en el rubro de pesca y una franja importante en las actividades marginales (tráfico de estupefacientes y combustibles). Se cuenta con una fábrica textil que emplea en forma directa a 700 personas, además, esta misma empresa terceriza las confecciones de indumentarias en la capital departamental generando empleo (subempleo).
La agricultura es empleada como pretexto para traer proyectos por diferentes instituciones y empresas, sin embargo, los beneficiarios finales no sienten los recursos que se invierten, se precarizan cada vez más, a tal punto que la población joven no se dedica a la misma, debiendo la capital departamental, Pilar, traer de la capital del país 70.000 kilos de hortalizas para el consumo local.
El Ñeembucú es uno de los departamentos con mayor índice de natalidad en el país, pero aun así también es uno de los departamento con menor índice de crecimiento demográfico, pues existe una migración considerable por razones económicas al vecino país, Argentina, donde la mayoría van a dedicarse a la actividad de la construcción, lo que genera ingresos importantes mediante las remesas para el departamento, pero también constituye una privación de la fuerza de trabajo joven en la región. A consecuencia de la misma se observan algunos fenómenos en la sociedad, como por ejemplo un porcentaje elevado de deserción de la población joven masculina de nivel medio, para cubrir la demanda de mano de obra en la construcción en el departamento.
La marginalidad se ha normalizado en la convivencia departamental, el tráfico de combustible y el narcotráfico, al punto que se considera generadora de empleo, esta actividad ilícita involucra a varias capas sociales moviendo un gran capital. Estas características señaladas son reflejo de la falta de políticas públicas claras para el desarrollo del departamento, la ausencia de las mismas y una desarticulación con los gobiernos locales, que hacen que el azar sea el beneficiado directo y no la sociedad.
El auge de la construcción en el departamento se topó con una sociedad sin mano de obra para el rubro, cuya consecuencia ya mencionamos anteriormente. Las inversiones hechas por los gobiernos locales se realizaron a los efectos de dar construcciones a los amigos del gobernante local de turno y no para generar fuentes de trabajo sostenibles. El desafío para el 2012 es darles un carácter sinérgico a las inversiones realizadas en el departamento y una apuesta fuerte a la agricultura familiar. Pero con las prácticas de los responsables de llevar adelante las políticas públicas en el departamento, la situación difícilmente pueda dar un golpe de timón y poder navegar hacia nuevos horizontes.
Perspectivas
Dada la situación económica actual, tanto en el sector privado como en el público, se proyecta para el 2012 un escenario sin cambios significativos, por lo cual los problemas centrales de nuestra gente seguirán presentes, como son la pobreza, la precariedad laboral y la inequidad social. Una amenaza que asoma en el horizonte es que, a partir de la incapacidad de la economía de generar empleos e ingresos para amplios sectores de la población, cada vez más personas vayan dependiendo directamente para vivir de los subsidios del Estado, de las transferencias monetarias, sin acceder a una oportunidad laboral que les permita generar ingresos genuinos. Este asistencialismo, que representa un paliativo transitorio de cortísimo plazo, conlleva varios peligros que no deben perderse de vista, como la disminución de autonomía, de autoestima, de capacidad productiva, entre otros.
El dinero adicional a ser recibido del Brasil por nuestra energía es una oportunidad que de ser aprovechada puede dar resultados positivos. Un mayor apoyo e impulso al proceso de recuperación de tierras ilegítimamente apropiadas por sectores de terratenientes puede dar pie al replanteamiento del modelo productivo rural, en una perspectiva de inclusión de los trabajadores y trabajadoras rurales al mismo.
A nivel externo, la crisis mundial promete para el próximo año un escenario muy convulsionado. No hay dudas de que la economía mundial está en una dramática situación, Europa y los EE.UU. no han encontrado respuestas de fondo a sus profundos desequilibrios, a su dantesco endeudamiento, a la escalada del desempleo y el descontento de sus pueblos. A la crisis financiera se suman la recesión económica, las crisis energética, alimentaria y ambiental, que a la luz de las medidas que hoy se están tomando en los países desarrollados, se irán agravando peligrosamente en el futuro cercano. Es un escenario amenazante, que paradójicamente también presenta oportunidades para el Paraguay, como la de intentar pensar en un nuevo modelo productivo más autónomo, menos dependiente, que plantee soluciones a los urgentes desafíos alimentarios, energéticos y ambientales, apostando por un sistema productivo sustentable, en equilibrio con la naturaleza, que privilegie la producción de alimentos sanos, que implemente una matriz de energías renovables y limpias, por citar algunas de las posibilidades.
En resumen, el futuro se presenta difícil, sombrío, pero también nos da pistas de dónde están las salidas posibles por donde podemos avanzar hacia días mejores. Días como los de antes, dirían mis abuelos. Y yo sonrío.
* Edición Nº 320 – Diciembre 2011
1 Ver:http://www.abc.com.py/nota/los-turistas-paraguayos-son-los-que-mas-gastan-en-uruguay/
FOTO: «Los problemas de fondo del país, de la gente, los más dramáticos, siguen en la misma situación. Las últimas estadísticas publicadas son frías demostraciones de que el modelo económico paraguayo es excluyente y no sirve a una enorme cantidad de compatriotas para satisfacer sus necesidades básicas. A pesar del alto crecimiento económico…» Niños de la comunidad Ñacunday, dando clases al aire libre. Archivo BASE-IS.